Volvía a amanecer.El sol cálido y punzante hacía que mi fría piel ardiera con el mero hecho de sentir su tacto sobre ella.Volvía a llegar la hora de entrar en clase,y la idea volvía a desagradarme tanto como el resto de los demás.No había nada que hacer allí aparte de observar el paso del tiempo,el cual no me afectaba.
Volvía a caminar hacia aquel centro de enseñanza donde no aprendía nada nuevo.Me había aprendido de memoria los libros y reconocía cada dibujo que mostraban de tanto leerlos una y otra vez,e incluso los nuevos se hacían aburridos.
La entrada del instituto hoy estaba llena de murmullos y miradas de temor.No comprendía la situación para nada en esos instantes,pero el verle me hizo percatarme de que iba el asunto mas o menos.Un chico alto y de cabello negro,con unos ojos de color rojo como la misma sangre que brotaba de cualquier órgano humano.
En ese aspecto se parecía mucho a mí,más de lo que podía imaginarme....
Al ver el trato que le daba al resto del alumnado me dispuse a mantener impasible,pero la rabia se acumulaba en mi cuerpo.No estaba acostumbrada a que esos sentimientos se concentraran tanto en mí,por lo que casi estuve a punto de escupirlos.Hacía siglos que no sentía ese ardor en el cuerpo,ese nerviosismo y ese palpitar que me hacía querer arrancarle los ojos.
-¿Por qué con un simple humano?-
No me comprendía a mí misma.Esa hostilidad ya la había sentido por alguien antes,por ese demonio que habitaba en mi clase.Lo sabía,se trataba de otro demonio que venía a quitarme terreno.
Me acerqué a él y le hablé.
-Esta es mi zona-
Mi susurro fue rápido y sutil para que los que no fueran humanos no lo entendieran.