El suelo estaba tapizado con un tatami y tenía armarios y paredes de papel, al estilo japonés. Cada vez que entraba en un nuevo mundo, fabricaba cierta cantidad de dinero para instalarse. Y ya está.
-Ni siquiera necesito la llave...-Tiró su cartera y se sentó en un sillón redondo, se desabrochó los primeros botones del uniforme del colegio y suspiró profundamente. La casa olía bien. Muy bien.
Lo malo de recordar lo que pasa en las dimensiones no es muy agradable a veces...Sientes nostalgia, soledad...
Se levantó y comenzó a colocar las cosas. El piano, la eléctrica, la batería, la mesa de laboratorio, los matraces, el escritorio, los tubos de ensayo...Vivía en una casa, y no se tenía que preocupar demasiado del ruído. Un sofá, una televisión...no la iba a utilizar mucho, pero seguramente serviría para actualizarse. Dormía en un armario, de esos con puerta corredera. Se sentía a gusto allí, entre mantas y a oscuras, protegido del frío y aislado del mundo...Su rincón para dormir y reflexionar. Después de ponerlo todo, se fue a su cama. Cómo serían sus compañeros de instituto? Especiales o "normales"? Sería mejor que ocultase sus poderes...pero no sus habilidades.
Ya era muy tarde, y mañana era lunes, así que se echó a dormir.